No se puede tener tanta mala suerte. El día arrancó muy bien con Mercado de futuros, de Mercedes Alvarez. Salís de la sala convencido que es la mejor pelicula que vas a ver este Bafici y aunque el jurado no la elija porque la directora ya fue reconocida en 2005 y quizás les conviene dejar el premio para otro, estás contento. Se la querés recomendar a todos.
Pero la alegría no dura porque media hora más tarde aparece una franco-alemana llamada La Lisière y pasados 120 minutos de niños bien que hacen ritos pelotudos quién-sabe-porqué te dan ganas de dejar todo e irte a la mierda. Volver a tu casa y asegurarte un masaje mental con algún Sergio Leone.
Esta es la suerte de un Bafici que no ofrece mucho y sólo podés encontrar cosas buenas de casualidad. Porque al final resulta que aquellas que supuestamente son "un tributo a Lynch" son una cagada y aquella que desinteresados describen como una pelicula sobre muebles antiguos es la razón por la que uno deja de creer en los organizadores.
Algo que sí pueden hacer es aprovechar el festival para conocer la arquitectura de las salas que no son tan habituales en la cartelera anual. De esta forma, en un rato voy a conocer el teatro 25 de mayo con la excusa de ver un documental de tango. Quizás la anecdota luego venga por ahí.
Rosco
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